Desde que era una niña recuerdo a mi madre trabajando «como una negra»
para sacarnos adelante.
Mis recuerdos de aquella época están embadurnados de olores de mil clases diferentes, olores que provenían de una habitación al fondo de un pasillo larguísimo. Allí trabajaba, rodeada de extraños aparatos y ungüentos de peculiares aromas.
Tenía prohibido entrar en aquella habitación, pero al mínimo descuido me asomaba para curiosear lo que allí pasaba. Digamos que esos fueron mis primeros comienzos en esta profesión.
Desde pequeña me familiarice con este mundo de cremas y cuidados .